Es un elemento fundamental en el uso de los productos, aportándole viscosidad y velocidad de secado adecuadas para obtener una correcta aplicación y calidad final.
La dilución con un determinado tipo de disolvente nos permite adecuarnos a la temperatura y humedad en la que apliquemos nuestra pintura, así como al equipo de aplicación de su elección.
Los disolventes de limpieza permiten también un perfecto mantenimiento de nuestros equipos de barnizado, eliminando restos de pintura y preparándolos para su próximo uso.